¿Miedos?

Recurrí al Señor, y él me contestó, y me libró de todos mis temores. (Salmo 34:4)

¿Quién soy? ¿Dónde estoy? ¿Dónde iré cuando me muera?
Esas fueron algunas preguntas que me hice a los 10 años, cuando falleció mi papa.
En casa, quedamos solos con mi mama María (33 años) y mi hermanita Marité (2 años). La inseguridad y el miedo, fueron nuestros acompañantes durante varios años.
El deporte me ayudó a canalizar esas inseguridades y temores, que estaban escondidos en mi interior.
Vivía sin identidad, pero en apariencia estaba muy bien junto a mi hermosa familia.
En los entrenamientos, me esforzaba tanto, que llegaba a casa sin apetito. Era un esfuerzo de impotencia frente a la ignorancia de mi destino.
El Salmo 34:4, se hizo realidad 10 años mas tarde, gracias a mi amigo Rubén, quien me ayudó a encontrar a Dios en un momento clave.

¡Recurrí al Señor, y él me contestó,
y me libró de todos mis temores!.

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