Aquel mismo día, dos de los discípulos se dirigían
a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de Jerusalén. Iban hablando
de todo lo que había pasado. Mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se
acercó y comenzó a caminar con ellos. Pero aunque lo veían, algo les impedía
darse cuenta de quién era. Jesús les preguntó: ¿De qué van hablando ustedes por el camino? Se detuvieron tristes, y uno de ellos, que se
llamaba Cleofás, contestó: ¿Eres tú el único que ha estado alojado en
Jerusalén y que no sabe lo que ha pasado allí en estos días? Él les preguntó: ¿Qué ha pasado? (Lucas 24:13-29)
¿Cuántas veces caminamos por la vida, conversando y..
¿Cuántas veces olvidamos que Jesús resucitado nos
acompaña y nos hace preguntas?
Nuevamente vemos a Jesús tomando la iniciativa para
buscarnos, caminar junto a nosotros y hacernos preguntas; ¿De qué van hablando ustedes por el camino?. Luego;
escucha con paciencia nuestro relato, nuestra incomprensión y nuestras quejas.
Mas tarde, otra pregunta; ¿Qué ha pasado?. Pretende que reflexionemos, que
miremos el pasado y el presente desde otra perspectiva. Cuando reflexionamos es
entonces cuando lo reconocemos, y cuando lo reconocemos es cuando recuperamos
el sentido y la alegría de la vida.
Sin esperar más, se pusieron en camino
y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a
sus compa-ñeros, y les dijeron: De veras ha resucitado el Señor… Lucas 24:33-34
¡Que te podamos reconocer,
mientras caminas con nosotros por la vida!
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